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FICHA TÉCNICA

Título: Alicia en el País de las maravillas.
Autor: Lewis Carroll.
Editorial: Al gusto del consumidor.
Año: 1865.
Nº de páginas: Unas 150. Es difícil de decir porque la mayoría de versiones son ilustradas o con contenido extra y eso añade muchas
páginas.
Género: Literatura absurda. Cuento de hadas.
Precio: Depende de la edición.

Cuando somos niños queremos ser adultos y cuando somos adultos queremos ser niños. A cualquier edad nos vamos a quejar porque siempre habrá algo que no esté a nuestro gusto. En la adolescencia dejamos de ser niños para aprender lo que es ser un adulto. De pequeños nos enseñan a vivir, siempre están a nuestro lado, pero todos llegamos a esa edad en que nos enfrentamos solos al mundo y nos toca apechugar con las consecuencias de nuestros actos. Esto es lo que representa la historia de Alicia.

Al recordar la historia (o la película), todos recordamos a los mismos personajes: la Reina, el Conejo Blanco, el Sombrerero Loco, las cartas, la oruga y el gato de Chesire. Sin embargo, hay muchísimos más personajes, muchos de ellos también salen en la película, pero nadie los recuerda. Por ejemplo, la lagartija, Pepito, o el cerdito de palacio. El libro contiene muchas enseñanzas escondidas, aunque a primera vista solo parezca una niña fumada y drogada flipándolo en colores disfrutando de un largo paseo allanando casas ajenas. Hoy solo mencionaré algunas de las experiencias que gana Alicia porque si me pongo a dar un repaso detallado, nos darán las uvas. Por eso, solo repasaré las que más me han llamado la atención.

La primera de todas es sobre lo que come y bebe. A necesidad, cambia de tamaño (entre comportamiento adulto y niño). Unas veces le viene bien y otras le causa problemas. Llega un momento que hasta se cuestiona si es una serpiente que se come los huevos de los pájaros que viven a lo alto de los árboles. Esto es una metáfora a nuestra dificultad a encontrar un propósito a nuestra vida. Añadido a esto, hay etiquetas que tienen un dibujo de una calavera que, supuestamente, significa «veneno». De primeras, Alicia no lo toma porque sus padres así le enseñaron. Sin embargo, al final hace caso omiso, representando que si no salimos de nuestra forma de confort y probamos cosas nuevas, no conoceremos mundo más allá del que ya hemos visto. Obviamente, no dice «beber veneno es bueno». Creo que por esto dichas etiquetas no aparecen en la película que está enfocada a los niños. Por no tomarlo literalmente.

El primer contacto que tiene con alguien es un pequeño ratón con el que no se le ocurre otro tema de conversación que su amada gata que disfruta cazando ratones. Obviamente, el ratón se horroriza y ella no lo entiende. Esto le pasa varias veces con diferentes seres y hasta tres cuartos del libro no aprende que hay ciertos temas que es mejor guardarse para uno mismo y que no puedes hablar de cualquier tema con cualquier persona. Todo tiene su momento.

Hay un capítulo que lo dedican, en mi opinión, al maltrato doméstico. Se trata del capítulo del cerdo y la pimienta. La situación es la siguiente: la duquesa está tirándole todo lo que tiene a mano a su bebé-cerdo. Mientras tanto, hay un guardia en la puerta vigilando explicándole a Alicia, la cual quiere entrar para ver qué pasa, que para abrir la puerta necesita estar dentro y que desde donde está lo que puede hacer es salir. Después de irse todo de madre y escaparse el cerdo, el gato de Chesire dice que ya se esperaba que terminaría así. Para mí, esto se traduce a que las situaciones de familia es algo que solo puede solucionar la propia familia, que es quien sabe lo que pasa, y que solo podemos ayudar si ellos nos dejan entrar en sus vidas. Y que cuando no ofrecemos amor a nuestros niños y seres queridos ni les enseñamos valores, estos no podrán tener una buena vida porque ni siquiera saben qué es eso. Sin embargo, una vez están fuera, la gente puede entrar en sus vidas y ayudarles a superar su pasado.

A simple vista, puede parecer una oruga fumeta (en el propio libro se la describe así, pero más finamente para que solo lo entiendan los adultos), pero es mucho más que eso. Pensemos que este viaje por las Maravillas es el subconsciente de Alicia intentando luchar contra las incógnitas que le surgen en la adolescencia. Para mí, la oruga representa la sabiduría y el conocimiento, la voz del saber, ese momento de lucidez en que nos damos cuenta de algo.

El fragmento que más recuerda la gente y al que más tiempo dedican en el libro es la merienda del Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo. Lo primero que pensé con la conversación que tienen en la merienda y que poco después reafirma el gato de Chesire es que hablan de la vida de un adulto. Cómo todo pasa sin darte cuenta, pero al mismo tiempo sientes monotonía y la necesidad de parar para reencontrarte; reconectar con tu niño interior. Solo los locos son capaces de aguantar ese ritmo y si estás así es porque lo estás, como bien explican. Al final, cada uno debe encontrar su propia felicidad.

Nunca debemos olvidar la importancia de escuchar a nuestros ancianos pues los relatos que nos cuentan, los verídicos, son nuestro pasado también y es importante conocerlo para afrontar el futuro y no volver a tropezar con las piedras que ya estuvieron en nuestro camino en el pasado. Además, es un momento muy tierno para disfrutar de la compañía de nuestros abuelos que tanto nos quieren y es perfecto para acercarnos más a sus vidas y conocerlos mejor.

Y, para terminar, tenemos al gato de Chesire. El famoso gato que está en todas partes y ninguna a la vez. Cada vez que Alicia debe tomar una decisión importante, como elegir qué camino seguir o cuándo se quiere rendir y volver a casa, él aparece. Sin embargo, solo le ve Alicia. Él es la voz de la razón, la conciencia. Ayuda a Alicia cuando se encuentra perdida y fatigada. Cuando todos la culpan de robar las tartas, cuando piensan que quiere ocupar la casa del Conejo Blanco que el pobre Pepito sale volando por la chimenea, cuando no sabe hacia qué lado girar y le responde: «eso depende de adónde quieras ir…».

Alicia en el País de las Maravillas es un viaje por la mente y un recorrido a las dudas, temores y sorpresas de la adolescencia con unos personajes muy pintorescos y una realidad y lógica surrealista, pero posible según con qué ojos lo mires. Muy recomendado leerlo a diferentes edades pues, al igual que con El Principito o con Momo, cada vez descubriremos algo nuevo.

Alicia está disfrutando de la compañía de su hermana cuando encuentra a un conejo blanco con chaleco que habla con mucha prisa mirando todo el rato su reloj de bolsillo. Muerta de curiosidad le sigue hasta dentro de la madriguera a la que entra. Tras una larguísima caída que parecía no tener fin, se encuentra en un mundo colorido lleno de locuras y personajes que nunca olvidará

Laura. La Bichateca

Redactora y creadora de la bichateca.es // Soy fan de la fantasía y la ciencia ficción. También me pierde una buena historia con suspense y/o vísceras. Veterana de las aventuras gráficas y las plataformas, pero una cagá para los juegos de terror.

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4 comentarios

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