La tensión de The Bugs Bunny Crazy Castle para mí se puede equiparar a la que siento jugando a un título de terror actual. De hecho, si existiera una versión creepypasta, dudo que lo jugara. Demasiada presión para mi corazón.

The Bugs Bunny Crazy Castle lo conocí a raíz de mi Game Boy Advance SP a todo color. Sí, sí. ¿Que cómo es posible? La magia de los cartuchos que vendían en los mercadillos que tenían de todo menos juegos originales. El cartucho de GBC culpable traía, que yo recuerde, este juego, Jungle’s Book, Dr. Mario, Excite Bike y Spiderman 3 (este era de Game Boy. No pasaba de la segunda pantalla). Tenía más, pero no los recuerdo, sinceramente. Era un 25 en 1.

Este título era todo un reto para mí. Conseguí en su momento superar unos 20 niveles, pero sufrí mucho y le eché muchas horas. Es, como en el Bomberman, cuando te quedas acorralado y sabes que vas a morir, pero sigues luchando. ¡Una tortura china! Pero en este castillo te pasa en una zona abierta, que es peor. Tú solo te encierras y ni sabes cómo.

En verdad, el juego era muy sencillo. No tenía mucha tecla. Ni siquiera tiene historia. Todo cristo quiere matar a Bugs. No sé si es para robarnos las zanahorias o algo más hay escondido. Todo lo que sé es que hubo hasta cuatro entregas en la saga. Todos muy iguales, cambiando un par de detalles. La fórmula funcionaba y lo exprimieron al máximo.

Incluso lo modificaron con otras franquicias. Según la versión que buscamos, encontramos Roger Rabbit, Mickey Mouse y seguro que alguno más habrá por ahí que desconozco. De hecho, buscando imágenes, he encontrado este blog: PINCHA AQUÍ.

Comparación con Mickey Mouse (GBC)	Comparación con Roger Rabbit (NES/FAMICOM)

A pesar de lo que sufría jugando, siempre volvía. No porque fuera masoca, que también, sino porque me gustaba. Era un reto. Hoy en día, todavía lo juego, pero sin la música. Me pongo la mía de fondo. De hecho, espero poder enseñaros el juego en directo o en Youtube algún día, a ser posible, próximo.