El viernes pasado fui a la playa. No me gusta ir en pleno verano porque está lleno de gente, pero en invierno no hay nadie y es el momento perfecto.

Paseé un buen rato por la playa disfrutando de la brisita mientras me daba el sol en la cara calentándome para no tener frío. Entre la arena, cerca de la orilla, me encontré a tres cangrejitos y me paré a pensar en cómo sería vivir siendo ese cangrejo.

Iría todos los días a por comida para mis peques. Me pondría mi mejor sombrero y mi mejor corbata. Lo daría todo en el trabajo y nuestros vecinos nos verían como la familia respetable y ejemplar que somos.

Mi mujer con su vestido largo me recibiría al llegar a casa y me daría un beso. Porque en el mar hay mucho gamberro y nunca saber cuándo será tu último día. Si lo piensas, la vida de los cangrejos que se ven tan tranquilos es tan dura o más que la nuestra. Por algo ellos tienen pinzas y nosotros dedos que algunos solo los usan para rasarse ciertas partes del cuerpo.

En ese momento volví a la realidad. Al agacharme para ver los cangrejos de cerca, me quedé embobada y al volver en mí escuché un niño riéndose. Notaba una brisilla por la espalda. El niño estaba mirándome. ¿Estará imaginando lo mismo que yo?


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Laura. La Bichateca

Redactora en reliveandplay.com y bichateca.es // Soy fan de la fantasía y la ciencia ficción. También me pierde una buena historia con suspense y/o vísceras. Veterana de las aventuras gráficas y las plataformas, pero una cagá para los juegos de terror.

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1 comentario

  1. […] plan cuando salga. En ocasiones, me gusta pensar en cómo sería si fuera algo diferente, como un cangrejo. Tampoco es que tenga nada mejor que hacer aquí dentro […]

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