Vivimos en tiempos difíciles. Para colmo, tengo una familia complicada. Mis padres siempre me han protegido, pero sé que llegará el día en que debamos empezar de cero.

Tenemos lo justo para sobrevivir. Mientras mi madre se ocupa de la casa y de mí, mi padre intenta conseguir sustento de donde buenamente puede fuera de casa. Tengo mucha suerte al tener unos padres que se preocupan tanto por mí y por ellos mismos.

Nuestra familia nunca nos ha querido ayudar en nada porque odian a mi madre. Mi abuela paterna dice que quiere aprovecharse de mi padre. Así llevamos doce años que tengo de vida y tres años más de antes.

Por mi treceavo cumpleaños mi padre vino a casa con una sonrisa enorme. Le han ofrecido trabajo en el extranjero. El único problema es que está prohibido salir del país.

Al final lo pudimos organizar. Dejamos todo atrás. Nos fuimos con lo puesto, nos subimos al único tren de mercancías que pasaba por el país e intentamos que no nos descubrieran, ya que éramos polizones.

A pesar de lo desgarrador y nostálgico que fue despedirnos de nuestra vida, nos recuperamos rápido porque empezamos una nueva vida próspera y feliz lejos de dictaduras y de la familia que nos repudia.