Si preguntáis cómo llegué a esta situación, no tengo ni idea. Solo sé que ahora mismo estoy encerrado en un balcón con el gato de mi novia y que abajo está lleno de policías que piensan que me voy a suicidar. Quiero bajar de aquí, pero usando una puerta, por favor.
Todo empezó esta mañana cuando fui a comprar el pan. Tuve que ir con pantalón de pijama porque la secadora había roto el único pantalón limpio que me quedaba. Eso me pasa por no ser previsor.
La panadera que desde hoy iba a ser mi novia (durante esta compra me iba a declarar de entre todas las que había) encontró gracioso y tierno que fuera en pijama a comprar porque esa costumbre de bajar en pijama se había perdido. Por algún motivo, aceptó salir conmigo.
Como celebración del nuevo inicio, nos fuimos a comer a un buen restaurante. Al terminar, la acompañé hasta su casa y me invitó a pasar. Tuve la mala suerte de toparme con su gato nada más entrar, del cual desconocía su existencia hasta ese momento, y yo soy alérgico. Pegué tal grito que el gato salió disparado.
Para colmo, parece ser que del susto al gato se le escapó un señor cuesco ninja. Como el que tira una bomba de humo para huir. Me fui corriendo al balcón tan pronto como me di cuenta y cerré la puerta. Y, casualidades de la vida, el gato estaba ahí. Mi novia me vio con cara aterrorizada apoyado en la barandilla del balcón, pues empezaba a sentirme algo mareado. Resulta que la puerta desde fuera no se abre. ¿A quién se le ocurrió poner este mecanismo en estos balcones?
Pero mis desgracias no acaban ahí. Eran cristales gordos para insonorizar el sonido de la gran ciudad y no entendía lo que le intentaba decir. Creo que las hormiguitas de abajo llamadas comúnmente humanos pensaron algo similar a ella y llamaron a emergencias porque había en apenas cinco minutos desde que había salido al balcón policías, bomberos y ambulancias.
Creo que hoy no es mi día. ¿Con qué cara miraré ahora a mi madre cuando se entere de esto? Porque seguro que lo termina sabiendo a pesar de estar en otra ciudad. Las noticias vuelan rápido. Y apostaría a decir que esta será la relación más corta que tendré en toda mi vida.